Muchas veces para describir a una persona usamos esa expresión que dice que esa persona es “chiquita de cuerpo, pero grande de corazón”. Pues bien, para mí, esta la expresión que mejor define a esta Cofradía del Jueves Santo perote.
La Cofradía de la Virgen del Amor y San Juan Evangelista es un ejemplo de unión y de humildad, pero también de perseverancia y de trabajo en equipo para un mismo fin. En los días de preparativos es común ver a todos los hermanos afanados en hacer lo mejor posible su trabajo, aportando cada uno su granito de arena para engrandecer su procesión del día de la Caridad. Cada uno, desde el más pequeño hasta el más viejo tiene su función, que desempeñan con verdadera ilusión. Y si te acercas a ellos cualquiera de esos días, ¡ten por seguro que te tratarán como a uno más de la familia!
Llegado el Jueves Santo, esta Cofradía con su buen hacer, aporta su toque de elegancia a la noche. Con la cadencia del paso de su trono, al son de grandes marchas, y en recuerdo de su vieja banda de cornetas, parece marcar los segundos de la procesión como si del péndulo de un antiguo reloj de cuerda se tratase. La ropa de sus imágenes bordadas por devotas manos perotas. Sus flores, siempre las más novedosas y originales y su sencillez…aplastante.
Y la enseñanza… la iconografía de San Juan con la Madre al pie de la cruz nos recuerda cada año por las calles de nuestro pueblo dos grandes momentos. Primero el amor incondicional de Juan, que le llevo a acompañar a su Maestro hasta la misma Cruz. Él no lo abandonó. Y el segundo es la tercera Palabra de Cristo en la cruz, cuando viendo a la Virgen junto a su discípulo amado le dijo: “Mujer, ahí tienes a tu hijo” y a Juan le dijo: “Ahí tienes a tu Madre”. En este momento que se representa en el trono de San Juan, Cristo nos dijo a la humanidad que María, su Madre, será para siempre nuestra Madre del cielo.
Texto: Morillas Lería, Antonio.
Imágenes: Reina Vera, Juan Ramón y Archivo Hermandad San Juan.
Maquetación: Carrasco Gil, Leandro Jesús.
