Referente de los cofrades que devuelven en 1934 el culto externo a la Hermandad después de dos años de penurias y prohibiciones.
La historia de nuestra querida Archicofradía es una verdadera caja de sorpresas. Después de llevar décadas de búsqueda de datos que pudieran complementar nuestra memoria histórica, me encuentro con el nombre de José Trujillo Morales[1], personalidad importantísima que nunca antes había sido reseñada ni en la revista, ni en los diferentes libros publicados.
Esta sección de la revista, que sigue denominándose afortunadamente Ellos hicieron historia, ha servido en la mayoría de los números publicados, para reconocer -después de muertos- las acciones, labores y trabajos de hermanos y hermanas de todas las épocas.
Aunque nunca he sido partidario de los homenaje post mortem, creo que viene como anillo dejar constancia en los próximos párrafos de la trayectoria de un cofrade que se cría en un ambiente eminentemente unido a la devoción a Jesús Nazareno profesado por toda su familia, en especial por nuestra camarera Antonia Trujillo Casermeiro –su tía- que aparte de salvar la túnica, potencias y remates de la Cruz de Jesús en la Guerra, va a ser una constante en el fervor de toda su familia que, de una u otra manera, se veía obligada a que la llama generacional heredada del sacerdote Lope Casermeiro[2] perviviera hasta nuestros días.
Pepe, según testimonio de su padre el doctor Trujillo, fue un milagroso superviviente de una pleuro neumonía atáxica en mayo de 1914[3]. A los treinta y tres años tuvo el honor de ser uno de los protagonistas de una época complicadísima; los hermanos de las cofradías en toda España viven en una constante inquietud, fueron testigos como la sinrazón transformaba en energúmenos a los que meses antes habían sido fervorosos. El extremismo fanático que gobierna España en el bienio 1932-33 provoca la prohibición de cualquier manifestación religiosa que se van a limitar, exclusivamente, al interior de los templos. En Álora, afortunadamente, los malos tiempos servían para que los referidos obstáculos, fueran verdaderos multiplicadores de devoción que a muchos hermanos de Jesús les servía incluso para sacar pecho enfrentándose[4] abiertamente al alcalde y al gobernador civil como entresacamos en la prensa de 1933.
El Cronista, La Unión Mercantil y la Razón son los periódicos de la época que nos van a aportar datos inéditos en la historia de la cofradía. Sí es importante, así fue en buena parte de nuestra historia, que no caigamos en el error de particularizar en ningún nombre concreto, mucho menos en los de los hermanos mayores José Trujillo Morales o Sebastián Vázquez Hidalgo[5] y pensemos que en ese momento, todos y todas eran verdaderos héroes, algunos mártires -probablemente por señalarse como hermanos de Jesús en tiempos realmente conflictivos-.
Tiene pinta de que las directivas de entonces cambiaban cada año. La Semana Santa era preparada por los mismos cofrades que, para no quemarse ni exponerse, alternaban su puesto. El primero en el que aparece José Trujillo Morales es el de vicesecretario[6] en la Junta directiva encabezada por Sebastián Vázquez Hidalgo que emprende el enfrentamiento con el Ayuntamiento y acude al gobernador por culpa de no celebrarse el Traslado de Jesús desde las Torres a la Parroquia para el Quinario de 1933. Las autoridades imponen que el culto previo a los días santos tuviera lugar en Las Torres, acudiendo una pareja de la guardia civil que evitara altercados de orden público.
Seguramente, muchos, de los vayan introduciéndose en este artículo, piensen que eso de los traslados pueda ser una cosa del presente y no sepan que hasta primeros de los años sesenta era un clásico trasladar en procesión al Señor a la Parroquia desde donde salía el Jueves Santo.
En 1932 no sienta nada bien que ese Traslado se celebrará con una respuesta entusiástica del pueblo que siempre respondía a la altura cuando convocaba la Hermandad de Jesús. La estulticia de la élite gobernante interpreta que una manifestación de fe tan multitudinaria iba en contra de los intereses de la República y decide poner todas las trabas posibles que generan el enfrentamiento referido del treinta y tres, del que teníamos una leve idea por las fuentes orales, hoy complementada por articulistas de la época.
Sin embargo, no todo va a ser negativo en este año en el que la realidad republicana, a golpes de barbaridades, iba mostrando a los españoles su verdadera cara. En el mes de noviembre los cofrades tendrán un pequeño balón de oxígeno con el cambio de tendencia en el poder central. La coalición de gobierno encabezada por Alejandro Lerroux abrirá nuevas oportunidades que las Hermandades en toda España intentan aprovechar de manera diferente. En Málaga capital, se va a crear una comisión para la vuelta de las procesiones a la calle; empresa ardua y difícil[7]. Gran parte del patrimonio fue asolado por los incendios y expolios que se habían producido solo tres años antes y tan solo un mes después de la Semana Santa de 1931.
Con gran satisfacción vemos que las hermandades en Álora van a aprovechar mucho mejor la oportunidad y se volcarán para que 1934 fuera un año apoteósico en el que definitivamente se pusiera borrón y cuenta nueva y empezara un nuevo tiempo. En esta ocasión le toca encabezar la directiva a José Trujillo Morales como Hermano Mayor[8] que probablemente –de momento, no hay otra constancia- fuera el último hermano mayor que tuvimos antes del paréntesis de la Guerra Civil y de la destrucción de Jesús Nazareno, símbolo para generaciones de perotes.
Así pues, a modo de conclusión y respetando el espacio que tenemos para este escrito, entresaco de todo lo leído, cuatro consideraciones sobre 1934 que no deben pasar desapercibidas:
Aumento del fervor popular.– Paréntesis negativo de varios años, durante los cuales no tuvieron efecto esas manifestaciones externas de culto, cuyo hecho parece haber influido para producir una mayor exaltación del sentimiento católico aloreño.[9]
Novena en lugar de quinario.- La costumbre recogida por fuentes orales y constatadas en la Hojita Parroquial siempre fue la devoción del Quinario a Jesús Nazareno. Este año se sustituye por Novena[10], de la que se intuye que El Señor va a estar en la Parroquia desde el mes de Enero, circunstancia que no habíamos apreciado en ninguna de las publicaciones hasta esa fecha.
Reactivación de visitantes.- El turismo, también en aquellos años, tuvo su componente en la economía local y así intuimos que se dio buena propaganda fuera del municipio y acudieron vecinos de pueblos[11] colindante e incluso de Málaga capital.
Obra social. La guinda era impulsar la forma más convincente de la necesidad de no excluir a las cofradías de la vida social y por ello se programó la recogida de fondos[12] culminada el Jueves Santo en las que novecientas familias necesitadas recibieron su donativo.
Incidiendo en no particularizar, estoy plenamente convencido en que aquel sí fue un verdadero trabajo en equipo, posiblemente nunca lo tuvo tan complicado ninguna Junta de Gobierno, nosotros como testigos de aquellos años no debemos quedarnos en que el esfuerzo de 1934 solo duró dos Semanas Santas, pensemos en que hubo muchos pueblos –incluso la capital de nuestra provincia- donde no se pudo arrancar de nuevo, algo que aquellos directivos si consiguieron.
Francisco Lucas Carrasco Bootello
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[1] Primogénito de los hijos de Francisco Trujillo Casermeiro y Francisca Morales Hidalgo. Contrajo matrimonio con Francisca Morales Morales, del que nace su única hija Paquita. Falleció el 20 de diciembre de 1967 a los sesenta y seis años de edad.
[2] El reverendo Lope Casermeiro García refundo el culto procesional de la Hermandad de Jesús y a él se le atribuye el ceremonial de La Despedía, sacada de los autos sacramentales.
[3] Hojita Parroquial de Álora número 60. Abril de 1915
[4] La Razón nº 118. 23 de abril de 1933
[5] Sebastián Vázquez era oficial del Ayuntamiento de Álora. Fue asesinado en Málaga en 1936, sus restos no pudieron ser identificados. Descansa en Paz en la cripta de la Catedral de Málaga.
[6] El Cronista, 6 de abril de 1933.
[7] Fructificada en la Semana Santa de 1935 en la que una veintena de cofradías vuelven a las calles. https://elitinerario.es/tres-anos-sin-procesiones-en-malaga-tras-los-sucesos-de-1931/
[8] El Cronista, 30 enero 1934.
[9] La Unión mercantil. 3 abril 1934
[10] El Cronista, 30 enero 1934.
[11] La Unión mercantil. 3 abril 1934
[12] La Unión mercantil. 3 abril 1934