Con profundo pesar hemos sentido en mi familia la muerte de Lina por la Pandemia. Ella era de la generación de mis padres y representa para mí valores similares a los que desde muy pequeño he recibido.
Los últimos años, nos hemos cruzados en contadas ocasiones pero siempre el afecto y la cercanía fueron de continua reciprocidad; las goteras de la edad no perdonaban y ya las últimas veces le costaba bajar a la Parroquia, pero su pueblo, su Virgen de Flores, su hermana Antonia, su prima Mary… fueron junto a su hija los ejes de gravedad en una vida absolutamente plena que ha terminado como ninguno hubieramos querido.
Cuando Lina haya llegado al cielo, va con las manos llenas de buenas obras y Paco Alba -colega de profesión y compañero de mi padre en décadas de dedicación a la Junta Parroquial-Virgen de Flores habrá sonreido a la Madre de Dios al acoger a su esposa bajo su manto para la eternidad.
Comparto el siguiente enlace, que nos ayuda, en este tiempo tan extraño, a recordarla y a rezar por su alma y la de tantos fallecidos que desgraciadamente no van a estar nunca contabizados por la esperpéntica gestión de nuestros políticos. Click para ampliar
