Cuarenta y dos años después le doy gracias a Dios todos los días por sentirme cada vez más lleno de Él, ofreciendole todos los días la frase de San Pedro Poveda «Señor, que yo piense lo que Tu quieres que piense; que yo quiera lo que Tú quieras que quiera; que yo hable lo que Tú quieras que hable; que yo obre como Tú quieras que obre. Esa es mi única aspiración.
Ver galería de la Primera Comunión