29 marzo, 2024
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XIX Pregón de la Semana Santa de Álora (2005)

PREGÓN DE SEMANA SANTA DE ÁLORA, 2005

 Por José María Lopera

Académico Correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, de Málaga

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(Saeta: Canta Benito Moreno)

POR SIGUIRIYAS

El dolor que me consume,

Padre mío Nazareno,

no es tan grande como el tuyo

y, sin embargo, me duelo.

 

POR MARTINETES

 Y Tú no puedes dolerte,

que, al aceptar la Pasión,

en la Cruz te estás haciendo

Dolor de mi Salvación.

 PREFACIO

Sí. Una saeta y un tambor. Una saeta que duele y consuela en este día en que se cumple el triste primer aniversario del Atentado Terrorista de Atocha. Les pido unos momentos de silencio para orar por las víctimas.

Sí. amigos, ha sonado una saeta. Es el preludio de cornetas y tambores paracaidistas y legionarios, de  bandas cofradieras que se anuncian en nuestros sentidos para acelerarnos el latente y callado trabajo que hemos vivido durante todo un año, durante toda una Cuaresma, con objeto de que hoy, justo a la llegada de la inminente primavera, la cal nueva y la voz que a este Pregonero ustedes mismos le han prestado, anuncie la llegada de los días del máximo gozo para los perotes: la Semana Santa.

De máximo gozo, pero también de máximo recogimiento, de máxima reflexión y propósito de enmienda.

Que el Señor sea la fuerza de nuestra Caridad para con nuestro prójimo y la Esperanza a través de nosotros para la Paz del mundo.

Que no seamos tibios al pedir, desde el fondo de nuestro convencimiento, al Supremo Hacedor, diciendo:

Señor, Padre Omnipotente, que los Títulos de nuestras Hermandades no sean timbres de vanagloria, sino llamada a la humilde perfección.

Que vivamos la Fe con alegría, pidiendo la intercesión del Espíritu Santo.

Que todo cuánto hagamos sea en Alabanza de Cristo y de su Santa Madre.

Que los habitantes de Álora hagamos de ella LA CIUDAD DEL AMOR AL PRÓJIMO.

Que los aloreños tengamos siempre afán de alegría en el gozo y superación ante la adversidad, que nunca Álora pierda su esencia, que seamos recordados por la honradez, el amor, las buenas maneras y la concordia, que pasemos la vida haciendo el bien, siendo espíritu del verdadero sentido de la Cruz de Cristo y esencia de devoción al Santísimo Sacramento y a la Virgen María.

Señor, danos tu bendición, porque sólo Tú eres el que todo lo puede, el que, al amanecer del Viernes Santo, haces florecer el examen de conciencia en la mente humana.

 

Sr. Cura-Párroco 

Sr. Alcalde

Señores Hermanos Mayores de la Archicofradía y Cofradías de Álora.

Autoridades

Sras. y Sres. Archicofrades y Cofrades.

Amigos todos.

 Debo comenzar por devolverle a mi presentadora, Doña María del Pilar Pérez García el mismo respetuoso afecto y cariño que ha volcado en su palabra escrita ya que, por enfermedad de su marido, gracias a Dios ya casi superada, no puede estar hoy entre nosotros. Gracias a Doña Encarnación Sánchez Morales, Miembro de la Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de las Torres, por representarla con su lectura.

Quiero agradecer también a La Cofradía de Nuestro Padre Jesús a su Entrada en Jerusalén y María Santísima del Amparo Auxiliadora y Santísimo Cristo Resucitado. la confianza que ha puesto en mi al encargarme esta tarea de hacer el Pregón de nuestra Semana Santa de 2005. Es una distinción que asumo con mucho cariño y que trataré de cumplir de la mejor manera que sepa.

Y que la Divina Luz del Supremo Hacedor rasgue mis tinieblas.

Hoy, que faltan pocos días para que comience la semana de Oración Triste y Melancólica, me asomo a este atril para contaros lo que muchos de vosotros sabéis mejor que yo, ya que debo confesaros que, a pesar de mi edad, sólo he vivido  nuestra Semana Santa treinta años. Bien es verdad que mi naturaleza inquieta, presta siempre al estudio y a la integración, han hecho de mí un aloreño que vivo y pienso como tal y en ello me complazco.

Debo reconocer que mi condición de hijo de un militar, sujeto a los cambios de destino que sus ascensos le imponían, hizo de mí un casi nómada durante los años de mi niñez, adolescencia y primera juventud, sin un arraigo duradero y consistente hasta que hace 45 años, después de 15 de residencia en lo que fue Protectorado Español de Marruecos y de cinco años más de residencia en Córdoba y León, fui destinado a Carratraca desde la que, durante 17 años, presencié muchas veces las procesiones de Álora. Y por fin después de esa larga espera, surgió la plaza vacante deseada que me trajo al Lugar, a Álora, Ciudad a la que amo y en la que estoy arraigado para todo el tiempo que me quede de vida.

Por eso, hoy, asomado a este balcón de privilegio, os llamo al dolor de la Pasión, al pañuelo de la Caridad, a la Luz de la Resurrección por caminos de cera. Porque, habiendo cerrado ya las puertas de la Cuaresma, el sol empieza a escribir en el Castillo de las Torres, en los Campanarios de nuestras Iglesias de la Encarnación y de la Vera Cruz, en tejados y azoteas, en cada esquina de Álora, la Luz y el nombre de otra Semana Santa, la de 2005.

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Digamos que ya es Domingo de Ramos.

Clarea el día luciendo su azul más limpio. El aire huele a azahar. De puertas, balcones y ventanas llega aliento humano confundido con olor a pestiños, a tortitas de almendras, a empanadillas de polvo de batatas, a café calentito y a chocolate que arde.

La calle es una caja de risas y rumores, de gritos y estridencias, donde atrona el escape libre de una motocicleta. El sol sonríe en el parabrisas de un coche hacia la Vega.  Los “buenos días” se cruzan en sonrisas.

Nuestro Padre Jesús en su Entrada en Jerusalén procesiona:

A LA POLLINICA

Esta mañana el sol ha sorprendido

 a un borriquillo en un prado de flores,

y unas alas de luz y de colores

hasta Cristo-Jesús lo han conducido.

 

Y el Hijo de David, en él subido,

entre palmas y vítores de honor,

entre ramos y lágrimas de amor,

en Álora está siendo recibido.

 

Y abre paso la fe. Va la alegría

sonriendo calles que la luz serpea.

La paloma del alma inicia el vuelo

 

con ansias de esperanza y armonía:

La muchedumbre en Cristo se recrea

buscando Cielo donde nace Cielo.

 Sí, después de dos años sin salir, esta Semana Santa, en nueva etapa de la Cofradía, Jesús entrando en Jerusalén llega glorioso a Álora (que es como si fuera Jerusalén) a través de una imagen nueva, talla del imaginero de Sevilla, Salvador Madroñal Valle, en trono cedido, generosamente, por la Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de las Torres. Y, por primera vez, se incorpora también a este paso, a este trono, la imagen de María Santísima del Amparo Auxiliadora.

El paso estrena este año guión bordado por Sebastián Marchante Gambero.

Túnicas blancas con cíngulo y capa de color celeste. Numerosos niños vestidos de nazarenos.

Preside su Hermano Mayor, Francisco Galán Cotta.

¡Qué lástima, falta un Hermano de Honor, Rafael Lería que en Gloria esté!

  

(Saeta: Canta Antonia Contreras)

 POR SIGUIRIYAS

Jesús de la Pollinica,

Rafael Lería ha muerto,

dejando su gloria aquí

para ganarla en el cielo.

 

POR MARTINETES

Rafael está con Cristo,

sembrando paz y concordia,

fundando un museo de amor

en una flor de la gloria.

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Domingo de Ramos. Nueve de la noche. Hay una mágica complicidad en la serenidad nocturna. Sobre la luz de Álora, se yergue el Hacho buscando las estrellas. Resplandece Dios en su propio aliento.

En la calle, procedente de su Capilla de El Calvario, el Venerable paso de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto, grupo escultórico de Luis Álvarez Duarte (Sevilla, 1986). Trono de Francisco Casermeiro (Álora, 1956) El Señor estrena Túnica bordada en oro. Se incorpora al paso Guión bordado por Sebastián Marchante, de Málaga

Los cofrades visten túnicas blancas en juego y contraste con capa, capirote y cíngulos rojos.

Preside José Rueda Domínguez, Hermano Mayor de la Cofradía.

GETSEMANÍ.

Padre Jesús Orando en el Huerto,

al sudarse la sangre de tus poros,

cede anuncios de amor sobre Tu frente,

y vesículas rotas empapan Tu garganta

con la hiel que te cedo.

 La noche tiene miedo a no ser clara.

Llorando están silencios las estrellas

tras el rocío limpio

que abre sus ventanas al dolor de Tu espina.

 El sueño me delata.

Tu voz llama a mi puerta con apremio de angustia.

 

El Huerto, los olivos, las flores de rocío

se estremecen al viento de Tu agonía.

 El sueño de mis párpados me acusa.

Está pronta Tu carne a sembrar los caminos

de Luz en el espíritu

 Ya tienes, en tus labios, hasta la última gota

del cáliz con que inundas

a mi angustiosa noche con Salvación Eterna.

 Sí. Fue en el año 1981, cuando, en el balcón del Ayuntamiento, Pepa Gómez cantó una saeta, como recuerdo y homenaje, debido a la muerte, semanas antes, de Juan Hidalgo Vázquez, Hermano Mayor Honorario y fundador de esta Cofradía junto con Juan Perez-Lanzat Rodríguez.

Esta saeta impregnada de historia, rasgando el velo del aire, no nos ha podido llegar en la misma voz de entonces debido a una afonía de última hora de Pepa Gómez. Antonia Contreras, en gesto generoso la ha preparado en menos de 24 horas.

 (Saeta de Juan Hidalgo. Cata: Antonia Contreras)

 POR SIGUIRIYAS

 Que no lloren los hermanos

de Jesús que Ora en el Huerto,

porque en el Cáliz de Cristo

Juan Hidalgo no está muerto.

  

POR MARTINETES

 Juan Hidalgo está en el aire

que llena la Fuente Arriba.

Va floreciendo en el Huerto

como una flor siempre viva.

 

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Miércoles Santo.

La Venerable Cofradía de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto, María Santísima de la Paz y Santo Vía Crucis del Monte Calvario, lleva a cabo su tradicional Vía Crucis con la procesión de Cristo ya muerto en la Cruz, talla de la Ciudad de Olot (Gerona).

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Jueves Santo.

Anochece en luna llena, como aconteció otra vez hace más de veintinueve años. Y, como entonces, busco con mi cámara fotográfica la posición y el momento para que el Señor de la Torres o el Cristo de los Estudiantes salgan en instantáneas coronados por la luna. Entonces no lo conseguí.

Las cornetas de la banda Paracaidista relucen en la cuesta de la Calle Ancha y las cajas de los tambores retumban tragedia. En la figura de los soldados se ve nuestra salvaguarda de paz. El azul-malva del cielo se va volviendo estrellas. Tiembla la muchedumbre de emoción con los vivas al Señor de la Torres. Huele a cera. En las murallas rotas, se agazapa el tiempo.

 

A NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO DE LAS TORRES DE ÁLORA.

Desde las Torres baja el Nazareno

con escarnio de espinas coronado.

Lleva el alma sangrante y va marcado

por mano cruel en su dolor sereno.

 

Se le escapa el espíritu del seno,

pidiendo  paz al salvajismo airado,

rogando caridad al potentado

y libertad al que maneja el freno.

 

Hasta la Plaza Baja, Jesús llega,

como un héroe sangrante ardiendo amor,

buscándole consuelo a su agonía.

 

Y el corazón con llanto se le anega

cuando siente el dolor de su dolor

en el herido pecho de María.

****

Señor de Pasión, eres la última esperanza de quienes han llenado su vida de sueños fugitivos. Están en cualquier parte, viven en cualquier sitio donde la realidad está en guerra contra los mansos de corazón. Para ellos Dios es poco más que una mano con dedos nudosos. Son, Señor, las víctimas de las guerras y los atentados, los que pasan hambre entre dividendos inmorales, los que son maltratados, esos hijos tuyos desechables a los que ojos egoístas recriminan la existencia desde cualquier ventana. Son paridos día a día en la miseria del desamparo, fantasmas de países desangrados que jamás son invitados a la gran fiesta de la humanidad. Son los hijos predilectos de tu Pasión, de esa palabra tuya que habla de amor.  

Pero ¿dónde está, Señor, el amor para los mueren por llegar al norte, los ahogados de cansancio, los que no tienen ni padre, ni madre, ni patria, ni casa, ni silla para sentarse; los que por no tener, no poseen ni tumba?. Si levantamos la piel al mar, veremos a muchos de ellos allá abajo. Y, cuando la soledad se queda a vivir de madrugada en los rincones y los bancos, cuando se hace el silencio en el rostro demudado del miedo, cuando los puños robustos de la pena apalean a los indefensos, es cuando más necesario eres. Señor de las Torres, protector del débil.

Por la Calle Ancha llega Jesús a la Plaza Baja de la Despedía, escoltado en amor por sus paracaidistas que, como caídos del cielo acuden fieles desde hace 48 años a su Pasión. Cristo va levemente inclinado bajo el peso de la Cruz, su rostro indica la serena conformidad del sacrificio por amor.

¡Qué bella imagen la del aloreño, Navas parejo!

Preside el Hermano Mayor de la Archicofradía, Ildefonso Mayorga Berrocal.

Sigue al Señor de las Torres la Sagrada Imagen del Santísimo Cristo Crucificado de los Estudiantes, talla también del perote Navas-Parejo. Un aire fresco de juventud fervorosa, lleva el trono.

La Plaza Baja de la Despedía es un hervidero humano.

(No es posible, pero cerca del trono de Jesús, con cara de humildad, borrada por mi propio surrealismo onírico, me ha parecido ver la figura entrañable y lejana del El Perdio.)

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Por cortesía, ha enmudecido la Banda de los Paracas. Enfrente, delante de la Puerta de la Iglesia, al pie de la escalerilla, la joven Banda de Cornetas y Tambores de la Cofradía de María Santísima del Amor y San Juan Evangelista anuncia su salida.

Visten los cofrades túnica verde con capa, faraona y cíngulo de color rojo. El público se agolpa, la fe se agranda y, como la emoción me hace visionario, me parece que estoy viendo a Miguel El Racatán y a Antonio El Mulo, echando una manilla.

La imagen es de Prados López (Granada, década de los años cuarenta.)

Este año estrenan los cofrades 50 túnicas, y el paso una campana y dos cartelas talladas a los costados del trono.

Preside: El Hermano Mayor de la Cofradía: Francisco Martos.

Por las calles del Lugar

San Juan y la Virgen vienen

con suspiros tan profundos

que a flores del alma huelen.

 

A San Juan Evangelista,

pidamos salud y paz

que, por más que le pidamos,

en su corazón hay más.

 

Y a María del Amor,

Madre de Dulzura llena,

que nos dé paz y trabajo

con una esperanza nueva.

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Suena su banda, la banda infantil. Y vestidos con túnica negra, capirote y cíngulo de color blanco, se arremolinan a las puestas del Templo los cofrades de la Real, Sacramental e Ilustre Hermandad y Cofradía de Nazarenos de María Santísima de los Dolores y Soledad.

¡Si no cabe! O, al menos, eso parecía, porque no se sabe el milagro, al final el trono salva las puertas del Templo entre los aplausos de la multitud. Dolores va radiante de belleza dentro de su dolor.

Autor y fecha de la imagen, anónima del siglo XVII. Trono de los Talleres de Angulo (Lucena, 1976)

Preside su Hermano Mayor: Diego Trujillo Mamely.

 

Ha llegado la noche en pleno día

y la luz de esperanza perdió el vuelo.

Ya no queda una gota de consuelo

al destrozado pecho de María.

 

Ya ha perdido la Virgen la alegría

que a sus entrañas vino desde el Cielo.

Ya la sangre de Cristo empapa el suelo

y se hiere en su pecho la agonía.

 

Ya se vuelve la Virgen madre herida,

doliente carne, hoguera que arde amores;

hembra que al hijo quiere dar la vida.

 

Y no hay nadie que escuche sus clamores:

Tan sólo Dios, clavado en Cruz erguida,

se duele en el dolor de sus Dolores

 

Huele a cera. Las bandas se retumban con ecos en el aire. Según su devoción, los devotos acompañan fervorosos a sus imágenes. Abiertamente, se asoman las casas por balcones y ventanas floridos para vivirse espíritu.

En la Plaza de la Fuente Arriba y en la subida de la Calle Santa Ana, Álora preside con su gente.

Algo semejante ocurrió en la Semana Santa de 1977, cuando, al detenerse la imagen de Nuestro Padre Jesús de las Torres, el Niño de Canillas, recordó a Manuel Morales, Hermano Mayor de la Cofradía, muerto días antes, con esta saeta de mi creación, que Benito Moreno ha recogido en el espíritu del aire:

 

POR SIGUIRIYAS

Padre mío Nazareno,

Manuel, tu Hermano Mayor,

ya está contigo en Las Torres,

gozando tu protección.

 

POR MARTINESTES

Manolo Morales muerto

y Tú al pie de la agonía,

Cristo, Señor de las Torres,

lloras  con tu Cofradía.

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Han pasado los tronos en devoción haciendo escorzos por las calles torcidas. Ya han vuelto a la Parroquia venerados.

Por la Calle de Atrás, una pareja sube con sus hijos dormidos en los brazos…

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Viernes Santo.

Es el Encuentro de Jesús y Dolores que acaba en Despedía.

La mañana se llena de uniformes. Llega la Legión de la mano de Dolores. Paso rapidísimo, aires de vértigo.

Los Paracaidistas, igualmente marciales, con paso más reposado, como el que toma tierra al caer del cielo.

Perfecta su disciplinada preparación militar. Cariñosos aplausos a su desfile. La emoción salta.

Se alza la luz al cenit, el sol la enciende. En la plaza Baja de la Despedía, los archicofrades y cofrades de Jesús y Dolores en sana pugna de emulación se encuentran en Dios a través de sus santos caminos de devoción semanasantera.

Se desata la emoción. Los tronos de Jesús y de María frente a frente. La Madre y el Hijo se encuentran en Dolor. El divino drama del Gólgota va a consumarse, el triste dolor de la muerte va a cumplirse en la Redención.

Ocho hombres por cada trono que pesa mil kilos. Uno por varal. Los tronos frente a frente. Se hace un silencio expectante y diáfano. El mayordomo de turno advierte y sincroniza. A su señal los cuatro hombres de los varales delanteros de cada trono, a convenidas señales del mayordomo, hincan rodilla en tierra para levantarse, como empujados por una catapulta. La multitud se une en un solo trueno de voz, y aplaude… Y así hasta tres veces.

La Despedía se ha consumado…

¿Quién ganó? ¿Qué trono lo hizo más perfecto?

Lo hizo perfecto la esencia de Álora.

Jesús se retira de espaldas, por la calle Ancha, dando su Divino Rostro a su Dolida Madre que entra en la Parroquia desolada.

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Viernes Santo. 8 de la tarde. De la Iglesia de la Veracruz, sale la Venerable Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestra Señora de la Piedad y Santa Veracruz.

Jesús en los brazos de su Madre al pie de la Cruz, Grupo escultórico, realizado por el malagueño José Dueñas Rosales. Trono de Francisco Casermeiro.

Túnicas color burdeo, faraones y cíngulos negros.

Este año estrena el paso unos faroles nuevos, 4 de plata.

Preside, por primera vez en Álora, una  Hermana Mayor: Adelaida Gutiérrez Trujillo.

 

A LA PIEDAD

 

Lleva al hijo en su regazo

por la muerte yerto y frío.

Y en su triste desvarío

 tiene el amor de su abrazo

el dolor que en un pinchazo

le atraviesa alma y vida.

Se siente tan afligida

que ya no cabe en el cielo

el alma de desconsuelo

que el dolor pone en su herida.

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Viernes Santo. 10 de la noche. Sale de la Parroquia el Santo Entierro, paso integrado en la Archicofradía de Jesús de las Torres.

Procesión oficial. Presiden la Autoridad Religiosa y Civil, así como los Hermanos Mayores de las distintas Cofradías.

Silencio. Álora se viste de luto hasta la madrugada. El murmullo de las oraciones contrasta con el chisporreteo de las velas. El silencio e tan denso que no puede cortarse con palabra. La Luz de Salvación se está gestando en la Muerte de Cristo.

Trono de los Talleres Ruiz Martínez, año 1992.

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Viernes Santo, diez de la noche, sale de Las Torres la Virgen de las Ánimas que, desde 1953 es titular de la Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Es impresionante su salida a la explanada del Castillo en el silencio de la noche.

Este año estrena la Virgen saya bordada en oro en los talleres de Joaquín Salcedo, de Málaga.

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Viernes Santo, 12 de la noche, en el más impresionante de los silencios, sale de la Parroquia la Soledad, orgullo de la Cofradía de Dolores. Recogimiento y devoción. La noche se estremece en el amor.

Domingo de Resurrección. Procesión Oficial con Presidencia de Autoridades y Hermanos Mayores de las distintas Cofradías.

 

Ya se alza el sol radiante en limpio cielo

y el aire cálido a azahar trasmina.

Ya, en alegres campanas, se adivina

un aleteo de pechos en revuelo.

 

Ya resucita Cristo, y un anhelo

de Salvación por Álora camina.

Ya el Espíritu Santo se ilumina

en blanca forma de Paloma en vuelo.

 

Ya la Virgen María se hace aurora,

madre feliz, virgen sacrosanta

y Luz de Cristo rebosando amor.

 

Y una estela de vida Salvadora,

entre el Hacho y las Torres se levanta,

hecha Espítitu Santo Redentor.

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Queridos amigos, en este pregón, Cristo ha resucitado en la Luz de la Santísima Trinidad para Redimirnos. Que el Padre Eterno nos bendiga a todos. Amén.

 

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