23 abril, 2024
Inicio A los pies del Nazareno Bripac Sentimientos, Compromiso y Tradiciones.

Sentimientos, Compromiso y Tradiciones.

 “Ser soldado es tener hambre y no comer, tener sed y no beber, estar rendido de cansancio y llevar a cuestas al camarada herido”.

Hoy más que nunca, viendo la impagable labor de nuestro ejército en la lucha contra la pandemia, cobran vida las palabras del  Teniente Ortiz de Zárate – fallecido e en combate en la Guerra de Ifni al frente de su Sección de Paracaidistas- que anteceden a este artículo. Ortíz de Zarate pertenecía a la 7ª Compañía de la Bandera “Roger de Lauria” Segunda de Paracaidistas. Actualmente, la Tercera Bandera lleva su nombre en su honor. 

Me llevé una gran alegría cuando Paco Lucas siendo Hermano Mayor me propuso escribir unas letras para la revista de la Cofradía de 2017, por lo que valgan mis primeras palabras para agradecerle este detalle y, sobre todo, el cariño que demuestra siempre en las relaciones con los que ahora forman, y los que en su día formamos parte de la Brigada Paracaidista.
Tengo que confesar que hasta que tuve la oportunidad de visitar Álora, la Semana Santa en general y el ambiente cofrade eran desconocidos para mi. De hecho, una de las incertidumbres cuando me hice cargo de la Jefatura de Estado Mayor de la BRIPAC era saber cómo llevar los compromisos que implican las múltiples actividades en las que colaboramos.
 Sin embargo la Semana Santa de Álora, y en especial nuestra participación en el Nazareno de las Torres, se tornó en todo un descubrimiento, haciendo que la simpatía, amabilidad y cariño de los hermanos y vecinos de la bien cercada calaran profundamente en este paracaidista. Esta experiencia me hizo ver la realidad de la Semana Santa y conocer el misterio de su celebración; pero sobre todo cómo el espíritu y los valores de la Cofradía tienen tanto en común con los valores del Ejército. Estos principios son la muestra de que el vínculo entre Álora y la BRIPAC van más allá que una simple relación de tiempo – desde hace más de 60 años – sino que esa unión se basa en algo más.
Los valores del Ejército de Tierra fueron compilados por nuestro General de Ejército, Jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME), a principios de 2017 en un documento donde los definió como “el bien más preciado que poseen sus hombres y mujeres para vivir plenamente la profesión militar y para cumplir de forma ejemplar y eficaz sus misiones”. Esta sencilla descripción podría ser perfectamente aplicable a los valores de cualquier cofrade, adaptándola para “vivir plenamente la fe” y “cumplir de forma ejemplar y eficaz su compromiso”. Pero hay más, ya que nuestro vínculo está íntimamente ligado a los principios que compartimos y que a continuación voy a describir, basándome en los que definió nuestro JEME para el Ejército.  
Empezaré por el compañerismo, entendido como “el compromiso que impulsa a entregarse mutuamente, con generosidad y desinterés en beneficio del compañero”, al que yo añadiría “por un bien común”. No cabe duda que para formar parte del grupo de cofrades que portan a nuestro Cristo es necesario hacer gala de un gran compañerismo, arrimando hombro con hombro, animándose unos a otros, formando parte de un equipo que siempre está preparado para levantar al caído o impulsar al débil en los momentos de dificultad.
Continúo con la disciplina, definida como “asumir y practicar racionalmente, por sentido del deber, las reglas del Ejército, para garantizar el cumplimiento de la misión”. La misión está clara: honrar al Nazareno de las Torres como se merece, y para ello, como en toda organización, la cofradía dispone de su jerarquía que es respetada con disciplina por sus miembros hasta el más pequeño detalle. Es la disciplina la que impulsa a todos a levantarse a la vez al toque de campana del mayordomo, a llevar todos el mismo paso para no pisarse o estorbarse en el avance y los descansos, a acudir a las citas de la cofradía puntualmente sin pereza, con el convencimiento de que siendo disciplinados estarán mejor preparados para cumplir la misión.
Importante valor el espíritu de sacrificio, que es la “disposición que impulsa a aceptar sin reservas y con ejemplaridad las penalidades y privaciones que implica el cumplimiento del deber, por amor a la Patria y en servicio a los demás”. Perfectamente aplicable a los miembros de la cofradía en su amor al Nazareno, asumiendo las penalidades y sacrificios que conlleva durante todo el año el acudir a las citas, ensayos, y jornadas de preparación; con el desgaste que supone cargar con el paso, minimizando la importancia de las dolencias físicas que puedan surgir, superándolas con determinación.
No menos importante es el espíritu de servicio, entendido como la “disposición permanente para anteponer siempre el bien común al propio, dando a nuestra vida un sentido de compromiso desinteresado en beneficio de los demás”. Sin duda, ser cofrade es comprometerse en beneficio del bien común. Sirvan como muestra las actividades culturales de preservación del patrimonio artístico, musical y literario, concursos, actividades de beneficencia, etc., que hacen patente que el espíritu de servicio es la razón de ser de la Cofradía.
 Especial mención merece el honor, definido como “sentimiento inspirado en la lealtad que nos lleva a demostrar una conducta coherente con los principios del Ejército y nos guía al más exacto cumplimiento del deber y a la excelencia profesional”. Sin duda, la pertenencia a la Cofradía estimula a sus miembros a obrar siempre bien, con autenticidad y nobleza, y actitud ejemplar, haciendo gala de su lema “quien se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado”, incrementando el “espíritu cristiano y cofradiero que debe presidir la vida de la corporación”, “…observando una conducta moral ejemplar”, tal y como reza en sus estatutos.
Y por último, el valor, como “acto de voluntad que lleva a afrontar racionalmente los riesgos derivados del cumplimiento del deber, superando el instinto de
supervivencia”. Alguno pudiera pensar que es difícil relacionar este principio con la pertenencia o actividades de la cofradía; pero se equivocaría, pues el reto que supone realizar la genuflexión con solo un hombre por varal durante “la despedía” no es solo cuestión de fuerza, sino de valor. Sin contar con el riesgo asumido al subir el trono al Cerro de las Torres por el flanco derecho, pegado al bello precipicio que forma la estrecha carretera. Doy fe de ello. Pero sirva esto además como anécdota de que ¡hasta en el valor algo nos une!
En definitiva, con esta descripción he querido demostrar que el Nazareno de las Torres y la BRIPAC guardan una relación estrecha basada en sentimientos y comportamientos comunes; valores que son la base de nuestra vida diaria, trabajo, compromiso y tradiciones, y de la relación de amistad y respeto mutuo que ha provocado la complicidad todos estos años entre los paracaidistas y los perotes.
No quería finalizar sin volver a agradecer a todos los componentes de la Cofradía y a los vecinos de Álora el cariño con el que nos reciben todos los años, y también por habernos invitado a descubrir no solo el calor de sus gentes y tradiciones, sino la belleza de su entorno con el Caminito del Rey como la máxima expresión de su patrimonio natural, y uno de los rincones más impresionantes de España.

¡Viva el Nazareno de las Torres!

Guillermo García Ferrer

Paracaidista

 

 

 

 

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