…Y dejar descansar a los demás es más virtud aún.
Nos encontramos en pleno verano, este año un poco adelantado con las altas temperaturas de junio. Aunque es tiempo de vacaciones para los niños y los estudiantes, y la escuela la olvidamos todos un poco hasta septiembre, pienso que los cristianos siempre tenemos una escuela que no cierra nunca, y que siempre que acudimos a ella con ganas de aprender, recibimos maravillosas lecciones para la Vida. Es la ESCUELA DEL EVANGELIO.
Precisamente el Evangelio de la Misa del domingo dia 20 de julio nos habla de un tema de una actualidad impresionante.
«Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesus y le contaron todo lo que habían hecho y todo lo que habían enseñado. Él les dijo:
Venid vosotros solos a un sitio tranquilo y descansad un poco. Es que eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en la barca a un sitio tranquilo y apartado. Los vieron marcharse y muchos los reconocieron; entonces, de todos los pueblos fueron corriendo por tierra a aquél sitio y se les adelantaron. Al desembarcar vio Jesús mucha gente, les dio lástima de ellos, porque estaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles con calma”. (Mc.6,30-34).
Nos describe una situación corriente: los discípulos dan cuentas al Maestro de cómo les va la Vida, “le contaban todo lo que habían hecho y enseñado”. Y Jesus, ante tanta actividad les invita simplemente a descansar: “Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco”.
El descanso, podemos decir que es como una virtud necesaria para todos. Estrés es una de las palabras de nuestro mundo moderno. Y es una situación que todos padecemos de alguna manera. Y Jesús mismo necesita el descanso: en un paseo en barca pasaba a otra orilla.
Es verdad que cada día somos mas esclavos de “una sociedad de la eficacia ”: hacer más cosas, trabajar, aprovechar el tiempo al máximo, sacarle todo el jugo a la Vida, correr, vivir, sin vivir. …
Pero, por qué no descansar, disfrutar hondamente de la Vida?
El tiempo de vacaciones, para los jóvenes y para los mayores, puede ser una extraordinaria ocasión para entrenarnos en esta virtud del descanso, de la paz y la paciencia. Es tiempo propicio para comunicarnos con un poco de ternura en los ojos con las personas más cercanas. Es verdad que ahora tenemos más medios de comunicación, pero no nos proporcionan unos encuentros sosegados y personales.
Leía en un libro de un amigo: “El activismo, la actividad desnuda, marca la Vida de muchos hombres y mujeres de hoy. El teléfono móvil es un signo de esta impaciencia y falta de encuentro sosegado. Por lo regular con el móvil no nos comunicamos, simplemente nos localizamos, controlamos la ausencia”. Os deseo a todos una felices vacaciones: “ Que dediquemos algún tiempo al espíritu, que no convirtamos las vacaciones en una huida alocada; que sepamos abrirnos hacia lo mejor que hay en nosotros y hacia Aquél que es fuente de Vida y de libertad; que “redescubramos” las raíces mismas que dan sentido a la Vida: Dios, los otros, la madre naturaleza”.
Manuel Larrubia Sánchez.
Julio, 2003
