Por fín llega la Pascua florida, mi primer recuerdo como cada mañana a la Santísima Virgen, hoy concretamente a Santa María de las Ánimas que desde antes de ser concebida en la mente de Navas-Parejo sabía que no hay Gloria sin Cruz. Así juntos y agarrados a la esperanza de que la humanidad salga de este tunel de la pandemia más pronto que tarde, recemos el Regina caeli en los cincuenta días donde la Iglesia de viste de blanco porque todo este tiempo recordaremos que Jesús estuvo con sus amigos dejando, todavía más clara cual tenía que ser su misión.
G: Reina del cielo, alégrate, aleluya.
T: Porque el Señor, a quien has llevado en tu vientre, aleluya.
G: Ha resucitado según su palabra, aleluya.
T: Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
G: Goza y alégrate Virgen María, aleluya.
T: Porque en verdad ha resucitado el Señor, aleluya.
Oremos:
Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen. (tres veces)
Benedicto XIV estableció, en 1742, que durante el tiempo Pascual (desde la Resurrección del Señor hasta el día de Pentecostés) se sustituyera el rezo del Ángelus por la antífona «Regina Coeli».
Foto cabecera: Antonio Mayorga Jiménez. Dibujo interior: Fano