La Parroquia de Álora participó en una emocionante peregrinación a la histórica ciudad de Toledo para celebrar la festividad del Corpus Christi. Los días previos estuvieron cargados de expectación ante la iniciativa que se vivía en la comunidad.
Toledo, conocida como la «ciudad de las tres culturas», ofreció un recorrido turístico lleno de encanto y simbolismo a través de sus rincones más emblemáticos. Comenzando por su casco antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad, el grupo se adentró en estrechas calles empedradas que nos transportan en el tiempo.
La majestuosa Catedral Primada de Santa María, con su impresionante fachada gótica, nos recibe con sus imponentes puertas, mientras que el Monasterio de San Juan de los Reyes nos cautiva con su hermosa arquitectura mudéjar. Continuando el recorrido, el famoso Alcázar de Toledo, fortaleza imponente enclavada en lo alto de una colina, nos ofrece vistas panorámicas impresionantes de la ciudad y alberga el Museo del Ejército, que cuenta la historia militar de España. No podemos dejar de mencionar la sinagoga de Santa María la Blanca, un magnífico ejemplo de la convivencia de las culturas judía y cristiana en la ciudad. Por último, el puente de Alcántara, con sus arcos romanos, nos lleva a cruzar el río Tajo y nos brinda una perspectiva única de Toledo.
El culmen para los peregrinos fue la solemne procesión del Corpus Christi, evento que despierta una fervorosa devoción y reúne a miles de personas en las calles de la ciudad. Con meticulosa organización y cuidado en los detalles, la procesión -que se mantiene en Jueves- se lleva a cabo cada año con un esplendor incomparable.
Desde las primeras luces del día, las calles se llenan de un aire de anticipación y expectación. Las casas y balcones se engalanan con tapices y estandartes religiosos, mientras que las alfombras de flores se despliegan meticulosamente a lo largo del recorrido. El repicar de las campanas de las iglesias anuncia el comienzo de la procesión, y los fieles, vestidos con sus mejores atuendos y portando cirios, se congregan en las plazas y calles principales. El cortejo se abre paso entre la multitud, encabezado por las autoridades eclesiásticas y una ostentosa custodia que resplandece bajo los rayos del sol. A medida que avanza, se va deteniendo en diversos altares y monumentos, donde se llevan a cabo ceremonias religiosas y se entonan cantos sagrados. El aroma a incienso impregna el aire, mientras que la música de las bandas y coros llenan los oídos de los presentes.
La procesión transcurre lentamente por las estrechas calles de Toledo, testigos silenciosos de siglos de historia y fe. Al final del recorrido, en la majestuosa Catedral Primada, se celebra una misa solemne y se pronuncian palabras de gratitud y bendición. Espectacular la participación de oficiales y cadetes en perfecta formación de la Academia de Infantería de nuestro querido ejercito español que desde 1850 es uno de los símbolos de la ciudad imperial
El Corpus Christi en Toledo es un símbolo de religiosidad, tradición y unidad, donde lo divino y lo terrenal se encuentran en un abrazo espiritual que trasciende el tiempo y las fronteras.
