Esta mañana tu Archicofradía se levanta impactada con tu ida. La temida lluvia que levemente cae por el Lugá pasa a un segundo plano, no es más que las lágrimas de todos los que te queremos. Decía mi abuela que cuando el cielo llora es para despedir a un alma buena, que como en tu caso se funde en un abrazo con el Padre Dios vestido de morado.
Sí Encarni… llegó la Semana Santa, nunca pensamos que sin tí. Te has ido como los grandes cofrades de Álora (Antonio Lobato, Manolo Morales, Miguel Mamely…) en víspera de sacar a la calle nuestras túnicas. Estas cosas, como no puede ser de otra manera, nos hacen preguntarnos si ponemos lo importante por encima de lo urgente, o al contrario. Además naciste y te enterramos en Domingo de Ramos, otra providencial circunstancia que te hace inolvidable.
Cierto es que ya se termina tu sufrimiento, tu ejemplo no ha dejado de sorprendernos en estos años: ni un desplante, ni una mala palabra, ni una ausencia a las reuniones… Siempre alegre y dispuesta, preparada para lidiar lo que viniera con la mirada fija en tu Nazareno y su Santísima Madre que saben de sobra los buenos y no tan buenos ratos que has pasado en este último tiempo al servicio de todos.
Ahora te toca pedir a tí por nosotros, te lo dije en mi último whatsapp cuando me distes las gracias por mandarte con Isa un trozo de la Virgen de las Ánimas. Lo mismo que te escribí entonces te digo ahora, GRACIAS con mayúscula por haber pasado por nuestras vidas, por ser de JESÚS apasionadamente durante solo treinta ynueve años.
No nos dejes. El próximo Jueves Santo y todos los que vengan… nos sentiremos más seguros, igual que tu hijo en la foto de cabecera. Desde el cielo estaremos en tus brazos maternales trabajando para que tú Hermandad siga siendo importante para todos y por supuesto para que tu memoria no se olvide. SIEMPRE CON NOSOTROS.
Francisco Lucas Carrasco Bootello
19 marzo 2016
