Desde su antigua tienda fue testigo del desarrollo comercial de un pueblo que pasó de la miseria propiciada por la guerra civil a cotas que de niño nunca hubiera imaginado, así me lo transmitió muchas veces y quizá por eso le llenaba tanto todo lo bueno relacionado con el desarrollo de la perosia.
Por su formación tuvo la inquietud eclesial muy viva, en él pasaron diferentes párrocos que marcaron su existencia pero ninguno como don Francisco Ruiz Salinas con el que se habrá abrazado en el cielo fraternalmente esta pasada noche.
De los logros personales no es el momento ni el lugar, quizá porque ni a él le hubiera gustado, ni yo podría ser objetivo por haber sido testigo de las mil y una batallas mantenidas junto con mi padre para hacer posible lo imposible.
Cualquier cosa que se les metía entre ceja y ceja la convertían en realidad con la complicidad de nuestro añorado Cura que tanto hizo porque la Virgen de Flores volviera al sitio referente que le correspondía.
Considerando todo lo vivido y respetando su peso específico, cuando llevaba veintinueve años al frente de la Patrona lo convencí para que fuera el primer Hermano Mayor de la Patrona elegido por los votos de los hermanos -año 2000-, en aquella Junta yo fui su mano derecha y cuatro años más tarde su sucesor al frente de la Hermandad.
De todo lo aprendido de él me quedo con dos aspectos: la forma de perpetuar su carisma inmortal -nunca he conocido a nadie con tanta facilidad para ello- y por encima de cualquier cosa su conexión con los más pequeños de la casa, no hubo niño que se resistiera a su forma de querernos.
¡Virgen de Flores¡ Gracias por tener la dicha de conectar, apreciar, querer y reirme con quien tanto te quiso, cuando te haya rezado su primera Salve celestial acuérdate de los que aquí quedamos para que un día nos muestres a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
Francisco Lucas Carrasco Bootello.
Hermano mayor emérito de la Hermandad de Nuestra Señora de Flores, Patrona de Álora.
20 enero 2020
