23 abril, 2024
Inicio A los pies del Nazareno Ellos hicieron historia Lope Casermeiro García (1806-1869)

Lope Casermeiro García (1806-1869)

Un 19 de julio de 1806, nació en Álora una de los más ilustres personajes de la Hermandad de Jesús, que determina durante su mandato, como hermano mayor, no solo la historia nazarena sino la organización, funcionamiento y supervivencia de las cofradías en el municipio, transformando los antiguos autos sacramentales en la «Despedía» que tanto aporta a la actual Semana mayor perota en todos los ámbitos.

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Todo lo que hoy tenemos y vivimos es un legado que nos han dejado nuestros antepasados para que, igualmente, nosotros lo transmitimos a las generaciones futuras.

Así, nuestra varias veces centenaria corporación nazarena es fruto de múltiples avatares de distinta fortuna de las que actualmente nos llegan sus hitos que, aunque parezcan lejanos en la memoria, están más cerca de lo que pensamos.

Si bien es cierto que nuestra Hermandad cuenta con varios siglos de andadura, existe en todo este tiempo un hecho de especial significación. En el año del Señor de 1860 es (re)fundada la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno de las Torres, siendo un gran artífice de este acontecimiento el sacerdote de Álora el reverendo don Lope Casermeiro García, nacido el 19-07-1806 (folio 9 vuelto, libro 27 de bautismos de la parroquia de la Encarnación de Álora), nieto de un gallego procedente de Moas (Orense) cuyo nombre era don Benito Casermeiro González, casado con la aloreña doña Isabel Bootello de Santo Domingo, e hijo de don Antonio Casermeiro Bootello y de doña Francisca Trinidad García Rojas.

Uno de los diez hermanos de don Lope fue don Antonio de la Cruz cuya una de sus hijas, Catalina Casermeiro Sánchez, fue la madre de otro recordado sacerdote y benemérito hermano de nuestra Cofradía como fue don Miguel Díaz Casermeiro (1864-1936), de quien se escribió en números anteriores de esta revista; y que gracias a los estudios de genealogía de don Alejandro Rosas Fernández sabemos con exactitud de la mutua relación familiar de estos sacerdotes que fueron hermanos de Jesús Nazareno de las Torres.

Precisamente, en la casa donde residió don Miguel Díaz Casermeiro, calle Benito Suárez  n° 23 , que durante muchos años custodió la cruz procesional del Nazareno de las Torres también residieron los inolvidables hermanos de nuestra archicofradía y sobrinos nietos de éste, doña Dolores y don Pedro Rodríguez Márquez (que fue hermano mayor de nuestra Hermandad). Igualmente, don Lope fue recordado en estas generaciones posteriores de su familia e, incluso, actualmente.

Don Lope estudió la carrera eclesiástica, siendo ordenado sacerdote por el ilustrísimo señor obispo de Málaga don Juan José Bonet y Orbe, muy probablemente, al final de su pontificado.

Él era de una complexión y obesidad muy notorias, tal fue así, que otro obispo posterior en la diócesis, monseñor Cascallana y Ordóñez, con su habitual gracejo, se refería a don Lope como “el Clérigo gordo de Álora”, pues así le llamaba.
Uno de sus dones fue tener una voz tan sonora, tan bien timbrada, de una intensidad y amplitud tan incomparable, que fué una lástima que no recibiese educación musical, artística, porque hubiera sido en su momento un astro de primera magnitud. El obispo Bonet y Orbe, apreciándolo así, quiso llevárselo consigo; pero arguyó que no quería separarse de su anciano padre, ni de su familia, de la que fue un constante protector durante su vida, siéndolo especialmente con aquellas de sus sobrinas las cuales carecían de medios de subsistencia.

A principios de 1841, le nombraron coadjutor y, posteriormente, llegó a ocupar los cargos eclesiásticos de beneficiado, administrador y cura teniente de la parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación; no sólo por el ejercicio de su cargo sino también por su talante, era considerado “el alma de la parroquia”.

En 1860, como hemos señalado anteriormente, (re) fundó la “Antigua Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de las Torres” redactando nuevos estatutos, ejerciendo de hermano mayor en esos años, en los que afianzó el culto y procesión de la corporación, además de impregnarla de un especial carisma cofrade.

En esta renovada configuración se da origen a nuestra “despedía”, evento principal de la mayor idiosincrasia cofradiera de la Semana Mayor de nuestro pueblo del que don Lope, según testimonios orales ya expuestos anteriormente en números de esta revista, es precursor de esta ceremonia, la cual de otra manera vendría a evocar pretéritas celebraciones de autos sacramentales por su carácter teatralizado muy reminiscente de la más profunda liturgia barroca que se celebraban en semana santa.

Don Lope Casermeiro redactó su definitivo testamento el 4 de mayo de 1869 ante el notario don Antonio Rivero.

En sus últimas voluntades se encomienda a la Santísima Virgen en las advocaciones de Nuestra Señora de Flores y del Rosario. Pide ser amortajado con el hábito de la Orden de San Francisco de Asís y revestido con las sagradas vestiduras sacerdotales (como establece el ritual de enterramiento de sacerdotes). Igualmente, pide la asistencia en sus honras fúnebres a las cofradías de las que era hermano, hecho éste muy habitual teniendo en cuenta que una de las principales actividades de las hermandades y cofradías históricamente ha sido la de asistir y enterrar a sus hermanos fallecidos, así como del rezo comunitario o aplicaciones de misas por eterno descanso de su alma (ánima), la cual entregó al Señor el 12 de octubre de 1869 en su casa de calle La Parra n° 53 (hoy n° 40), donde curiosamente también vivió en tiempos posteriores otro hermano mayor de nuestra corporación nazarena como don Francisco García Morales.

Dejó una muy grata memoria, porque su trato afable, su bondad y llaneza, el don de gentes que poseía, le hicieron verdaderamente popular, siendo recordado muchos años después de su óbito, sus dichos y ocurrencias

Antonio Luis Vila Rodríguez

Nuestro Padre, pasando por el domicilio de don Lope Casermeiro en Calle La Parra número 40.

FUENTES:

  1. Archivo Histórico Provincial. Leg. 5829 de 1869, prot. 48. Notario: Antonio Rivero. Leg. 4045 de 1854, prot. 17. Notario: Antonio Rivero.
  2. Extracto de los estudios de genealogía de Alejandro Rosas Fernández.
  3. Bootello Miralles, Regino Antonio; “Historia de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de las Torres”, Álora 1991.
  4. Hojita parroquial de Álora n° 275, de 15 de febrero de 1924.
  5. Testimonios verbales de Frasquita Hidalgo (madre de Pepe Rosas), Antonio Casermeiro «El Cantuo» y Rafaela Zamudio.

 

 

 

 

 

 

 

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