Era sobre principio de década, por la foto me da que el año dos mil uno, porque mi hija Carmen creo que tiene año y pico.
Tito Diego sabía casi todo de mí. Mi madre -supuestamente de Dolores- contaba orgullosa que siendo un niño lloraba escuchandola cantar los Dolores de la Virgen que Vicente -el sacristán- y su coro de juventud interpretaban en los septenarios cada cuaresma. Así que era imposible negarse a recuperar aquella tradicción que los hermanos de Dolores se proponian revalorizar después de varias décadas. La fecha exacta no puedo precisarla, pero debió ser a final de los años noventa cuando cantamos por primera vez.
Así que todos los de la foto, falta mi hermano Antonio Jesús y Antonia Sánchez Trujillo, fuimos el primer coro en rememorar tiempos gloriosos para la Semana Santa aquel Viernes de Dolores.
Diego Trujillo Mamely fue hermano mayor de la Virgen de los Dolores durante ocho años (1998-2006). Nació el 23 de julio de 1948 y fallecio el 5 de noviembre de 2014.Tuve el honor de compartir con él hace unos años el programa «Diez Razones para conocer Álora» de Canal Sur, imágenes que ilustran este fraternal que tiene más de veinte años.
L E T R A S
“A LOS DOLORES DE LA SANTÍSIMA VIRGEN”
Hilarión Eslava
Primer Dolor
Si las dulces palabras del ángel
inundaron de gozo tu alma,
de un profeta la fúnebre calma
la llenó de amargura y dolor.
Te predijo que Aquel que en tus brazos
presentabas al templo piadosa
en la cima del Gólgota umbrosa
le verías morir en la Cruz.
Por tus dolores ten compasión
pide y alcanza nuestro perdón.
Si los Reyes de Oriente adoraron
al Infante, Dios Hombre en pobreza,
un tirano con odio y fiereza
degollar los infantes mandó.
Y del fiel corazón traspasado,
las maternas delicias ostentas
y al Egipto, Señora, te ausentas
con el Hijo que al mundo salvó.
Por tus dolores ten compasión
pide y alcanza nuestro perdón.
¿Quién es esa Mujer que angustiada,
vacilante y llorosa camina?
¿quién es esa Mujer tan divina?
¿quién es esa Mujer celestial?:
esa triste Mujer es María
que en el templo perdió a su Hijo amado
y en su rostro divino ha grabado
la congoja su huella fatal.
Por tus dolores ten compasión
pide y alcanza nuestro perdón.
Si en el Santo Lugar le perdiste
a tu amado Jesús, hallas luego
y conoces la voz que con fuego
entre doctos, sapiente arguyó.
En la calle Amargura, María,
ya lo encuentras sangriento, agotado,
con el peso del leño cargado
de ese leño mortal do expiró.
Por tus dolores ten compasión
pide y alcanza nuestro perdón.
Quinto Dolor
Del discípulo amado en compaña
abatida a tu Hijo seguiste
y de agudo dolor presa fuiste
cuando al Monte Calvario llegó.
Allí el eco repite el sonido
de martillos, clarines y voces,
lo suspenden, oh Madre, y entonces
al Dios justo clavado se vio.
Por tus dolores ten compasión
pide y alcanza nuestro perdón.
Oscurécese el Sol de repente,
se cumplió la fatal profecía.
Mira, mira a tu Hijo, María,
mira, mira, cadáver es ya.
Le descienden del árbol sagrado,
y en tus brazos lo ponen Señora,
y a ese pecho que amante le adora
el puñal del dolor hiere ya.
Por tus dolores ten compasión
pide y alcanza nuestro perdón.
Séptimo Dolor
¡Hijo mío!, exclamaba, ¿quién pudo
consumar tan terrible martirio?
¿quién, al ver de tu madre el delirio,
darte muerte intentara traidor?
Del sepulcro la losa te oculta
a estos ojos que aniéganse en llanto,
sola quedo, Hijo mío, entretanto
sola espero morir de dolor.
Por tus dolores ten compasión
pide y alcanza nuestro perdón.