Este fin de semana tendremos, como todos los años, muy presente a nuestros hermanos marochos que nos legaron la devoción a la Virgen de Flores, uno de los tesoros más preciados para cualquier perote.
Desde esta web mi más profundo agradecimiento a Fermín Adámez por los años vividos de de fraternidad y por compartir en las vísperas del fin de semana de nuestra excelsa Patrona la siguiente poesía que insertó en su Pregón de dos mil cuatro.
Madre de Flores, ruega por nosotros en esta salida procesional diferente pero más cercana e intensa por la dificultad de los momentos que atravesamos todos los que buscamos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
ROMANCE A ÁLORA
Pasa la reina Isabel,
va camino de Granada
y le dicen que han tomado
Álora, la bien cercada,
Quiere ella conocer
la plaza reconquistada
comprobando que ahora está
por su gente abandonada.
Y pide la Reina entonces,
que a esta tierra, ahora vacía,
traigan para repoblarla
lo mejor de Andalucía.
Alguien le dice: Señora
lo mejor que conocemos
en gente trabajadora
está por Sierra Morena
las Cumbres y Encinasola.
La reina dice: ¡que vengan!
y le otorguen privilegios
que esta tierra se merece
lo mejor que hay en mis reinos.
La respuesta es contundente
no quieren plata ni oro
solo pretenden tener,
cerca, su mejor tesoro
y ¿cuál es?, la reina dice,
el centro de sus amores.
Una imagen de la Virgen
que ellos llaman la de Flores
Y encarga, que un taller,
en el mejor de Sevilla,
una copia realicen
que a todos les maravilla.
Desde ese mismo momento
por Flores se la conoce
y su ermita es un convento
a orillas del Guadalhorce.
Pasados quinientos años,
Aquellos marochos viejos
En perotes transformados
Nunca han querido olvidar
La herencia de su pasado
Esperan con ansiedad
que llegue la madrugada
de un Agosto caluroso
para vivir “la Bajada”,
desde el Convento hasta el pueblo
a hombros, su bien amada.
Allí quedará en la Iglesia
con veneración y gozo,
para en su Natividad
celebrar con alborozo
la Fiesta de la Señora
paseando por el pueblo
la reina de sus amores
y escuchar como le dicen
¡Viva la Virgen de Flores!
a la mañana siguiente
en su carroza, tirada
por una yunta de bueyes,
la Virgen vuelve a su casa
por su pueblo acompañada
Alora baja al convento
allí se canta y se baila
se le reza y se le aclama
y le ofrecen sus amores
cuando un marocho se acerca
se siente en su propia casa
al oír como le gritan:
¡Viva la Virgen de Flores!.