23 enero, 2025

Hoy era el día

Hoy era el día, hoy tenía que haber sido el día del honor de los honores como a mí me gusta llamarlo.

Esta mañana tenía que haber quedado todo dispuesto en un rincón de la casa hermandad esperando la llegada de la tarde. Y sin embargo el día ha avanzado saltando de pensamiento en pensamiento, de recuerdo en recuerdo.

No se ha subido la cruz de plata por la calle Ancha arriba, no he retirado el alcanfor que da olor y protege su túnica, ni he colocado en su caja la corona, las potencias ni los nudos. Cristina no ha almidonado la camisa ni Maricarmen ha labrado tirabuzones y tampoco Leandro se ha encargado de traer los ángeles.

No. Este Lunes Santo tenía que haber sido el día que no ha sido. El día de recoger a Juanito y tomarnos nerviosos, atacados como niños, un café antes de subir a las Torres y ver a la Virgen de las Ánimas vestida en su trono y luego encontrarnos con el Señor para empezar el ritual. Un ritual que conjuga miles de sentimientos resumidos en uno sólo: RESPETO. En el proceso de mezclan juventud con senectud, sonrisas con lágrimas, la memoria de los que ya no están con las historias que de ellos cuentan los presentes. Experiencias, recuerdos, nervios, conversaciones en silencio, miradas que hablan más que largos discursos y besos en sus manos que cuentan historias de vida.

Hoy no se ha cerrado la camisa con alfileres. Tampoco se ha dispuesto la túnica en su sábana blanca para vestir con ella a NUESTRO PADRE, ni se han puesto y quitado los cordones cinco veces hasta que han quedado bien. La cruz no ha subido al trono.

Hoy ese trono está cubierto con su funda y no ocupa su sitio frente a la vieja puerta de madera. La que al plegar sus tres desvencijadas hojas deja ver a Álora al Señor de las Torres en toda su majestad cada Jueves santo.

Esta noche no podré llegar a mi casa y contarle a Francisca lo grandioso que ha quedado.

Este año será diferente. Las calles no se abarrotarán y los tronos no saldrán a la calle. Pero el Señor no se quedará en las torres. Lo sé. Porque nada más que el Señor salga en el corazón de un «Jesuita», saldrá a las calles y bendecirá cada rincón del Álora.

Esta noche en mi corazón, el Señor de las Torres ya está vestido y esperando su septuagésimo quinto Jueves Santo de la Cena del Señor.

Antonio Morillas Lería

Lunes Santo 2020

 

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