Terminamos el mes Eucarístico por excelencia con la magistral pluma de Antonio García Morales que escribía en la década de los cincuenta del pasado siglo el siguiente soneto:
Carne del Verbo el trigo sintetiza
en prodigioso alarde de blancura,
y de las vides la sustancia pura
la sangre del Cordero simboliza.
En el vino y el pan se diviniza
Dios cuando Hombre, vuelo de ventura,
y cuando Dios, desciende con ternura
y en el Pan y en el Vino se humaniza.
Grácil Dios invisible, eterno, fuerte,
más que en el Sinaí transustanciado.
Por tu blanco milagro se convierte
en luz la sombra y nuestra Psiquis brilla
y el edénico barro, transformado
queda en limpio cristal. ¡Oh maravilla!